viernes, 29 de octubre de 2010

Competitividad: volver a empezar


"Competitividad" o empezar de cero

Veíamos el otro día en clase que España tiene en las energías renovables y en la creatividad relacionada con las formas de organización sus bazas competitivas principales.
La primera no deja de llamar la atención cuando sabemos que el gobierno español obliga a seguir aprovechando el carbón español a "nuestras" principales empresas energéticas. Pero es cierto que si apostamos fuerte por ellas, como ZP anunció al principio de su andadura en el cargo, podríamos ser por fin punteros en un sector que puede ser puntero.
Lo de las formas de organización, con ejemplos como Zara y Mondragón, también nos ayuda a ver que con poco dinero y mucha sesera se puede ser competitivo en el mercado global dando fórmulas cuasi-mágicas que elevan productividad y beneficios.
Pero algo de todo ésto me empieza a retorcer el morro. Y se trata de la propia palabra "competitividad". No se si seré yo el único, pero comienzo a estar cansado de competir. De niño se compite para ser el mejor en el recreo con el balón en los pies. En la adolescencia por llevar las mejores zapatillas. Llegado a la juventud y matriculado en una carrera universitaria la competición se basa en ser el mejor para tener un buen trabajo mañana (es decir, ganar pasta).
La competitividad nos la inyectan desde que nacemos. Creemos que es la solución a todo. "Hay que ser el mejor o no serás nada!". Por si fuera poco pertenezco a esa generación de la que presumen nuestros padres "Mi hijo estudia su segunda carrera" y reniega el resto de la sociedad "Lós jóvenes sólo quieren juerga". Nadie valora que seamos conejillos de indias cobrando 300 euros "practicando" (nosotros nunca trabajamos, claro) en las empresas precisamente para que ellas sean más competitivas.
Qué gano yo con esto de la competitividad? Comprenderan ustedes que uno este cansado de tanta titulitis, tanta formación, tanta sesera, si no hay recompensa a fin de mes, no? No hay ni una puta palmadita en la espalda, ni una falsa promesa! Sabes que cuando te hayan exprimido llegará otra media naranja para darte el relevo y si te he explotado no me acuerdo.
Aun así se puede llegar a ver un peligro de igual o mayor tamaño. Tanta competitividad socializada en el sistema más competitivo de los existentes (sí, el libre mercado ese que te hace libre de elegir y satisface tus necesidades como anillo al dedo) creo que acabará desembocando en algo posiblemente peor: el conformismo.
Hoy puede ser que sea un día malo, no me lo tomen en cuenta, y por eso reniego de todo lo que he hecho hasta hoy: esforzarme por aprender y mejorar cada día para conseguir realizarme y acercarme al máximo al bienestar. Pero he de reconocer que cada día veo ese bienestar máximo en cosas más simples. Ya no busco ser un profesional del ámbito por el que me preparo con tanta ilusión. Comienzo a buscar únicamente poder independizarme y cobrar un dinero que me llegue para vivir dignamente. Y creo que es un pensamiento que compartiremos muchos de esta generación. Una retirada a tiempo...
Son muchos los que te animarán a hacer tal master o tal otro, porque naturalmente encontrarás un mejor trabajo, "serás más competitivo". Pero a esos hay que contestar con un qué he ganado yo con tanta competitividad desde el bautizo. Si habitar en un país más competitivo significa ver más beneficios a finales de año en "nuestras" empresas y seguir siendo becario en continua formación, prefiero ser un conformista que lleve a mi país a la quiebra y empezar de cero. Total, los jóvenes de hoy no tenemos nada que perder y lo que tenemos es heredado...

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