viernes, 7 de enero de 2011

SI MARX VIVIERA GLOBALIZADO

SI MARX VIVIERA GLOBALIZADO

Partiendo de los escritos de Sweezy podemos considerar que lo esencial a la hora de estudiar la realidad es encontrar las leyes básicas del funcionamiento del sistema. Así, Marx considera que las fuerzas productivas de la realidad acaban impulsando las relaciones sociales. Las mercancías están en el centro de los cambios, explican las raíces del valor y, por tanto, las relaciones sociales.
El valor de uso y el valor de cambio son conceptos importantes. La utilidad tiene que ver con el primero de ellos, y el precio con el segundo. El precio oscila en torno al valor de las cosas. El sentido de utilidad oscila en torno al valor de uso. El precio, por su lado, orienta sobre el valor de las cosas, pero depende mucho de otra pluralidad de factores que también está actuando.

Esta foto es mía, no hay enlace a flikr, lo siento.  ;-)

Por otra parte, y relacionado con lo anterior, el valor de cambio social se expresa mediante el salario, que materializa una relación social entre capitalista y obrero (o entre empleador y empleado).
Cada elemento que actúa en el proceso productivo transforma su fuerza de trabajo para cambiarla por lo que consume: Se vende para comprar. Pero, en el sistema capitalista, el propietario con su dinero inicial disponible compra suelo, maquinarias, materias primas y mano de obra y, mientras suelo maquinaria y materias primas se van depreciando con el paso del tiempo, el trabajo es el único elemento que se concibe como capital variable. Esto significa, entonces, que el tiempo de trabajo es la fuente del valor.
De esta forma, Marx combina el valor de uso y el valor de cambio en la expresión de la relación social que es el salario. El valor de cambio del salario puede tener más del doble de valor de uso al incorporarlo al proceso de producción, generando así la plusvalía.
Además, el salario sirve para oscilar en torno al valor. En expansión económica oscilará, pues, el salario, por encima del nivel de subsistencia, reduciendo los márgenes del empleador. En las etapas recesivas, sin embargo, tenderá a la baja.
Lo que podríamos llamar “economía vulgar”, tiende a pensar que lo importante no es el valor, sino el precio. Lo cierto es que el precio tiende a encontrarse con el valor de forma más o menos precisa. Y que el valor del salario circula muy cercano al nivel de subsistencia socialmente necesario.


Podemos considerar, ahora, que la unidad básica del sistema de globalización es la “corporación”, expresando lo micro. Esta unidad casi siempre produce a través de otros. Trata, negocia y, a veces, presiona a sus suministradores, que serían un primer nivel de interacción. Este nivel se ha rodeado de otro, y este de otro, quizás de más. Son distintos niveles que tratan unos con otros y que van aislando a la “corporación” del resto.
La mayoría de la producción está en el nivel más alejado del centro de la corporación, generando plusvalía pero no materializándola, porque tiene que producir a unos precios muy por debajo del nivel del valor. Tan por debajo del nivel del valor están sus precios que no se puede evitar la informalización: se terminan generando economías sumergidas en esos niveles al margen. La corrupción, tan alejada del nivel central, ya no produce responsabilidades por ello en la “propia corporación”.
Y es que, aunque desde la corporación será que se distribuya esa producción, habiendo materializado los distintos pasos entre niveles, se hará con total opacidad por parte del nivel central, impidiendo que se pueda ver toda la explotación real que hay en el sistema.
Cada uno de los escalones, por el camino, va apropiándose de parte del valor, materializando cada nivel para sí esa parte, acentuando cada vez más la diferencia entre el valor inicial del primer nivel y el final por el que el producto se terminará distribuyendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario