miércoles, 5 de enero de 2011

Poder Militar y Poder Político: el papel geopolítico de China hoy

Poder Militar y Poder Político: el papel geopolítico de China hoy

En primer lugar acudiremos a la obra de J. Agnew para acercarnos a su análisis histórico en torno a las variaciones de la imaginación geopolítica[1] en lo que él ha denominado las eras de la geopolítica; a fin de analizar las características que definen el actual marco geopolítico y el papel que China representa en el mismo.
-          Una primera era civilizatoria que se definiría por la existencia de una civilización europea ‘superior’ sobre el resto de culturas (no civilizadas)  y que dibujaría el equilibrio de poder entre los países europeos durante el siglo XIX.
-          Una segunda era naturalizadora que se sitúa desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX (fin de la II Guerra Mundial) la cual se caracterizaría por el desarrollo del imperialismo formal como practica política natural entendida en el marco científico y cultural del determinismo ambiental.
-          La tercera era sería la de la geopolítica ideológica contextualizada durante la Guerra Fría y que dibujaría un mapa de países divididos en dos bloques según las distintas formas de entender la organización política, económica…
Tras la caída de la Unión Soviética cabrá hablar de una nueva era geopolítica que, según Agnew, estaría esencialmente definida por “una sensación de incertidumbre respecto a cómo se podrá organizar la política mundial sin ella” ya que como no “existe un sustituto convincente de la antigua Unión Soviética, es preciso reconfigurar una vez más la imaginación geopolítica”. [2]
Así, plantea tres opciones posibles: a partir del régimen de acceso a los mercadosy la oposición que concita en una economía global transnacional, a partir del choque de civilizaciones o de una unipolaridad estadounidense dado su ejercicio de imperialismo informal.
Dados los anteriores presupuestos, nos disponemos a afrontar el lugar de China en nuestra imaginación geopolítica tras la Guerra Fría; y a plantear la confluencia de las tres alternativas bajo el discurso hegemónico que dicta el régimen de acceso a los mercados en un mundo en el que el choque de civilizaciones sigue funcionando en nuestra imaginación y que nos permite comprender la figura del terrorismo islamista en la desestabilización de EEUU como potencia hegemónica.
Otorgamos, efectivamente a China un lugar central en esta desestabilización de launipolaridad estadounidense dado que  “los mercados del capital están cada vez más integrados, por encima de las fronteras nacionales” de modo que  “Estados como china e India han experimentado considerables tasas de crecimiento económico que quizá auguren el principio de un cambio a largo plazo en la distribución de la renta global”. [3]
            Así,  encontramos un conjunto regional (ASEAN +3: Asociación de Naciones del Sureste Asiático + China, Japón y Corea del Sur) “cuya ambición es convertirse en un centro financiero cada vez más autónomo que dispone a día de hoy de más de la mitad de las reservas de divisas del planeta”[4].

Pero hemos de añadir que ésta reconfiguración mundial no sólo se ha producido en el campo económico. Se ha extendido asimismo al plano diplomático y al militar.  China, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU asume nuevas responsabilidades internacionales, tal y como observamos en sus relaciones con Corea del Norte o Irán. En este sentido, La India aspira a una posición similar apoyada por la Administración estadounidense, la cual pretende contener el avance de China: “Esperando que Nueva Delhi actúe como contrapeso, Washington le ha ofrecido un estatus de potencia nuclear respetable” (…). La importancia, de estos diálogos se debe al hecho de que los gastos militares explotan China les destina unos 58300 millones de dólares, lo que la sitúa en el tercer puesto mundial, tras EEUU (547 000 millones) y el Reino Unido (59700) [5].

            En cualquier caso, no debemos olvidar que la crisis económica que sacude el planeta       también ha afectado a China que, aprendiendo la lección de la crisis que afectó a Japón y “los dragones asiáticos” en 1997 y 1998, ha captado en primer lugar vcapital extranjero para modernizar su aparato de producción y desarrollar con ello sus exportaciones. Y aunque el crecimiento haya caído, sin embargo, Pekín ha mantenido el control sobre sus sistema financiero y ha acumulado grandísimas reservas; 1,8 billones de dólares en 2008, lo que le permite un amplio margen de maniobra. Esta cantidad, de la que una parte se concentra en fondos de inversión en poder del Estado (los llamados “fondos soberanos”) sirve para adquirir participaciones en empresas extranjeras o para comprar bonos estadounidenses.
           
Así, si en los años noventa, Asia sufría los desórdenes financieros nacidos n Occidente; “actualmente ayuda a limitar  los efectos de este nuevo acceso a la fiebre especulativa”[6].


[1] Se presupone el entendimiento del concepto geopolítica como el “estudio de la repercusión de las distribuciones y divisiones geográficas en la marcha de la política mundial. (…) En la actualidad , el término también se refiere al examen de todos los supuestos, designaciones e interpretaciones geográficas que intervienen en la elaboración de la política mundial –como ocurre en la geopolítica critica-, y como todos ellos cambian en concordancia con las condiciones materiales –geopolítica histórica-. (AGNEW, 2003).
[2]AGNEW, J (2005), Geopolítica: una re-visión de la política mundial, Madrid, Trama Pag. 137.
[3] AGNEW,J. Op. Cit.
[4] El Atlas de Le MONDE diplomatique 2010, pág. 81.
[5] El Atlas de Le MONDE diplomatique 2010, pág. 53.
[6] El Atlas de Le MONDE diplomatique 2010, pág. 52

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