martes, 4 de enero de 2011

Un nuevo año

 

No quiero hacer un repaso de cómo ha sido, debería haber sido o podría haber sido el 2010. Creo que a estas alturas, ya hemos visto el año resumido en triunfos deportivos, desastres financieros, desastres naturales, 2010 resumido en fotos, videos o noticias. SI bien son recopilatorios que me gustan ver (me hace asumir que realmente un año pasó), no quiero que estas líneas se conviertan en eso. Incluso, me doy cuenta ahora que no sé del todo qué quiero que sean estas líneas. Siempre he sentido curiosidad por cómo evoluciona, se desarrolla o simplemente cambia la sociedad para sobrevivir como tal. Y en cierto modo, esa curiosidad engrandece cuando intento pensar en el recién estrenado 2011.
Como decía en otra de las entradas, por boca de Marc Vidal, nuestra sociedad está ahora basada en el acomodamiento social y el miedo al fracaso, vivimos en una especie de sofá social que os invita a no movernos mucho para lograr cosas pues estas vienen muchas veces por sí solas. Tengo la sensación de estar en una sociedad reñida con el principio de la responsabilidad individual, liviana en lo moral, alérgica al esfuerzo, enemiga del sacrificio, acomodaticia, sedada. Sociedad del “buen rollito” en la que se rechazan los problemas, porque solo le preocupa su bienestar a corto plazo.
Nos adentramos en el cuarto año consecutivo de crisis con el drama a cuestas de casi cinco millones de parados y al límite en lo que a pesimismo y desánimo colectivo se refiere. Un país donde solo es posible encontrar un empleo si se cuenta con el enchufe adecuado. Un país incapaz de procurar un futuro de esperanza a sus generaciones jóvenes. Y, sin embargo, un país que cuenta con investigadores de la máxima categoría, con arquitectos de gran prestigio, con médicos de nivel mundial, con deportistas, ingenieros, economistas, con profesionales, en fin, capaces, en sus distintas categorías.
En fin, serán momentos, será un año, de supervivencia. Un año de incertidumbre, a la espera de que la decepción no llegue a frustración. O que desde la frustración sepamos reaccionar. Feliz Año, a pesar de todo.

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