jueves, 18 de noviembre de 2010

Esto es de sentido común... o no

Esto es de sentido común... o no

¿Cuántas veces hemos oído eso de “pero si esto es de cajón”, “es que es de sentido común”, “lógicamente es así”, etc?. En esta entrada de blog me propongo, de forma escueta, y mediante un ejemplo, explicar por qué pienso que eso que llamamos “razón”, “sentido común” o “lógica” es algo bastante inusual en nuestra vida diaria, justo al contrario de lo que nos dicta, precisamente, el “sentido común”.

Cuando nos referimos al “sentido común”, lo que buscamos es un argumento basado en un conocimiento que nos es común y que refuerce aquello a lo que nos estamos refiriendo. Por ejemplo, es de “sentido común” coger la sartén por el mango para no quemarse, abrir la puerta usando el picaporte o abrigarse cuando hace frío; ejemplos en los que se apela a una experiencia acumulada y transmitida entre generaciones. El ejemplo al que más me gusta referirme para ilustrar esto es el siguiente:

Todos los días, a la hora de comer, tenemos una gran variedad de opciones que podemos clasificar (clasificación totalmente arbitraria, como la enciclopedia china citada por J.L Borges en “El idioma analítico de John Wilkins”) por un lado, en una serie de alimentos sanos y, por otro, en una serie de alimentos menos saludables. Normalmente, los alimentos que más nos gustan no son, precisamente, los más saludables (eso no quiere decir que los alimentos sanos sean desagradables). Pues bien, la “lógica” señala que todos los días debemos comer cierto tipo de alimentos, en ciertas cantidades concretas, con el fin de mantener un estado de salud adecuado y evitar o mitigar posibles enfermedades futuras. Sin embargo, ante la dicotomía de comer sano o comer aquello que nos gusta (aunque sea menos sano) solemos comer aquello que, en realidad, a largo plazo, nos acaba perjudicando (fritos, dulces, etc.).

En el ejemplo que he expuesto, el “sentido común” deriva de estudios médicos que avalan una dieta equilibrada como medio para mantener un buen estado de salud a lo largo de toda la vida. Es decir, hay conocimiento científico de por medio. No obstante, a pesar de ello, anteponemos nuestras pulsiones a dicho conocimiento, algo que va contra toda “lógica” (si el conocimiento nos ayuda a vivir más, lo “lógico” es que obedezcamos a dicho conocimiento)

En conclusión, si partimos de que el conocimiento, materializado en la “lógica” o en el “sentido común”, debe ser la guía de nuestros actos es fácil darse cuenta de que en nuestro quehacer diario lo que menos hacemos es guiarnos por la dicho conocimiento.

Publicado por Antonio José

No hay comentarios:

Publicar un comentario