miércoles, 10 de noviembre de 2010

Relaciones estructurales II.

Relaciones estructurales II.

La defensa que hace la economía ortodoxa del libre comercio puede explicarse como un reflejo de las ventajas estructurales que tienen las potencias del centro, sobre todo las hegemónicas, en la economía-mundo. Al ser los productores más eficaces, los Estados hegemónicos del centro fomentan la <<libertad económica>>, puesto que saben que sus productores pueden derrotar a otros en una competencia abierta: el mercado favorece a los productores eficaces, los cuales se concentran, por definición, en el Estado hegemónico. Es algo más que una ventaja acumulativa: el sistema se basa en la desigualdad porque ésta forma parte de su funcionamiento.<< Aunque unos cuantos renacuajos sobrevivan y se conviertan en ranas adultas, la mayoría morirán, no por sus limitaciones individuales sino porque son parte de un sistema ecológico que pone límites al número total de ranas. Del mismo modo, aunque todos los países adopten políticas perfectas para progresar económicamente (mercantilismo, proteccionismo o libre mercado), no todos ascenderán a la categoría de países del centro. Para que haya centro es preciso que haya periferia y si no existen las dos no habría economía-mundo>>.
 
Pero, ¿cuál es el mecanismo que mantiene vigente la estructura centro-periferia?
Antes de mediados del siglo XIX no había una gran diferencia entre los distintos sectores de la economía-mundo respecto a los salarios de los productores directos, mientras que actualmente la diferencia es considerable. Es necesario partir del concepto de <<mercado laboral>>. La aparición de la economía-mundo tuvo, al principio, como consecuencia una liberación de la mano de obra en los países del centro, en virtud de la cual los hombres podían trabajar para quien quisieran. Pero esta libertad no servía de mucho cuando no había suficiente trabajo o cuando los patronos establecían la cuantía de los salarios. El mercado laboral, al principio, funcionaba sobre la base de relaciones entre individuos, por lo que la parte que tenía más poder en los acuerdos, el patrono, podía imponer los salarios más rentables a sus intereses. En esta situación proliferaban los llamados "salarios de subsistencia" y, en general, éste era reflejo del precio del pan, el cual constituia la mitad del gasto de un hogar. El objetivo era que los trabajadores se mantuvieran y reprodujeran, sin más. Ocurrió que, los economistas no pudieron excluir los salarios del orden del día político. Éstos puedieron subir por encima del nivel de subsistencia por determinadas circunstancias, Marx aludía a un <<elemento moral e histórico>> que sobrepasaba el ámbito del mercado, con él hacía referencia a temas como las diferencias en el clima y en los hábitos de consumo, entre otras cosas, pero, fundamentalmente, la unión de los trabajadores, cuando se produjo, les permitó negociar desde una posición de fuerza en el mercado laboral y obtener algo más por su trabajo que la mera subsitencia. Por lo tanto, los salarios de subsistencia dejaron de ser naturales, y el tema de la cuantía de los mismos pasó a ser negociable. Con la extensión del derecho de voto los gobiernos empezaron a hacer más concesiones a los trabajadores, que culminaron con el Estado del bienestar a mediados del siglo XX. La presión política para que aumentaran el bienestar de la clase dominada sólo tuvo éxito en los países del centro y en algunos países de la semiperiferia. En consecuencia, en el centro los salarios son "altos" y en la periferia los salarios son bajos. 

Ahora bien, ¿cómo contribuye esta diferencia a mantener la estructura actual de centro y periferia? 
Aquí es donde interviene el INTERCAMBIO DESIGUAL. En todas las transacciones realizadas entre el centro y la periferia los precios son los del mercado mundial, que se basa en la desigualdad: los artículos de la periferia son baratos y los del centro son caros. <<Cuando un consumidor alemán compra cacao de Ghana, en el precio se incluyen los bajos salarios de Ghana. Cuando un consumidor de Ghana compra un coche alemán, en el precio se incluyen los elevados salarios alemanes. No se trata exclusivamente de diferencias de tecnología sino que la diferencia fundamental es la fuerza relativa del trabajador alemán en comparación con la del trabajador ghanés>>. En el proceso del intercambio desigual se combina la lucha de clases, a escala estatal, con la lucha centro-periferia, a escala global, para producir el desarrollo desigual tan característico de nuestro mundo. Pero no solo eso, se combina, también la lucha/competencia entre los países de centro por vender sus productos a la perifería, se plantea la cuestión de quien será más avispado que consiga, dentro del beneficio, reducir al máximo posible el precio de sus mercancias, ¿China devaluando su moneda? ¿EEUU bailando en India?

Finalmente, es necesario destacar la importancia fundamental de los hogares en el citado intercambio desigual. Se han creado en cada zona distintos tipos de unidades domésticas que se acomodan a la cantidad de recursos de que disponen. Los hogares proletarios obtienen la mayoría de sus ingresos del trabajo asalariado, nacieron a merced del Estado de bienestar desarrollado en los países de centro en la primera mitad del siglo XX. A medida que los productores directos ganaban salarios más altos, se creó una nueva forma de hogar que giraba en torno a la familia nuclear. En la forma ideal de este nuevo tipo de unidad doméstica el marido se convierte en el único que gana el pan, la mujer en el ama de casa y los niños son estudiantes a tiempo completo. Mientras tanto, en la periferia los cambios económicos hacían que se reafirmara un tipo de hogar muy diferente, denominado semiproletario porque los salarios sólo constituyen una parte minoritario de los ingresos de la unidad doméstica. En esta zona de salarios bajos no es posible que haya una única persona que gane el pan, por lo que los otros miembros de la unidad doméstica tienen que contribuir con diversos tipos de ingresos para sobrevivir. << En la división de trabajo en África las diversas zonas geográficas ofrecen oportunidades muy distintas para hombres y mujeres. En las islas de desarrollo, que producen artículos para la economía-mundo, gran parte del trabajo es realizado por hombres que han emigrado de la zona de subsistencia; estos productores directos aportan el principal componente salarial a los ingresos de un hogar, mientras que los demás miembros de la unidad permanecen en la zona de subsistencia, donde la mayor parte del trabajo lo realizan las mujeres sin recibir un salario a cambio. Se necesita el dinero de los emigrantes para pagar los impuestos y comprar algunas cosas en el mercado, pero la mayoría de lo que se necesita cotidianamente  se produce en el seno de la propia unidad doméstica. Es esta actividad de subsistencia la que hace posible que a los hombres emigrantes se les pague unos salarios tan bajos; de modo que, efectivamente, las mujeres de la zona de subsistencia está subvencionando el trabajo que los hombres realizan en las zonas de producción para la economía-mundo>>. Esto es, se separan los costes de reproducción de los costes de producción para el mercado mundial. Así pues, las actividades necesarias, como criar hijos para que exista una próxima generación de trabajadores o el cuidado de la anterior generación de trabajadores al término de su vida laboral, no se reflejan en el precio de los artículos producidos en la periferia en la misma medida que en los artículos producidos en el centro. Por tanto, los que compran en la periferia productos del centro pagan un precio que contribuye al bienestar de los productores directos del centro, en tanto que los que compran en el centro productos de la periferia no contribuyen en la misma medida al bienestar de los productores directos de la periferia. En consecuencia, el patriarcado ha sido moldeado en contextos diferentes para generar el intercambio desigual. 
Fenómenos como la incorporación de la mujer al mundo laboral o la emancipación de los hijos entorpecen esta red tan lógicamente creada. Si se rompe la ecuación, una familia, un salario, si por cada familia es necesario desembolsar tres salarios incluso (sin poder rebajarlos por las presiones político-sindicales) los beneficios se está reduciendo considerablemente, hay que recortar en otro lado ¿dónde? En los DERECHOS.

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