viernes, 19 de noviembre de 2010

Los putos para no se bien quien.

Los putos para no se bien quien.

Me parecía, que podría ser un buen tema para una entrada el siguiente: la fisionomñía de los parques. Siempre me dío la sensación de que los parques estaban diseñados para que te pudieses esconder en ningún lugar, para que si había algún problema y acudiese la policía, no hubiese escapatororia (esto puede ser porque pasé mi adolescencia como tantos otros chavales fumando canutos en los lugares apartados de la ciudad. Aparte de esta sensación he tenido siempre otra que me a acompañado, la sensación de que los años ochenta, al final de la década que yo nací, habían sido años más turbios que los años noventa, en los cuales yo viví mi tierna infancia. Los ochenta, aquella década en la cual el 80% de los jóvenes eran yonkis, los parques y los bares siempre tenían olor a porro, la policía no existía y charcos de orina adornaban todas las esquinas de edificios vecinales.
Creo que incluso, más allá de mis ensoñaciones, recuerdo de pequeño como iban sustituyendo los parques de tierra pelada por parques con una capa de una especie de cemento disimulada por una finisima capita de arenisca espolvoreada por toda su dimensión, recuerdo sentirme enojado por no poder volver a cabar y recuerdo alegrame al comprobar que en las zonas de cesped si se podía cabar, y recuerdo hacerlo junto con mi perro Leopoldo, a nosotros nos importaba un pimiento el estado del cesped, era en único lugar en que podiamos cabar un hoyo y eso era lo único que importaba. La colocación de los árboles era otra cosa que cambiaba en la remodelación llevada a cabo en los parques. Tal y como yo lo percibía pensaba que decidían la colocación de los arboles mediante un programa informático porque en mi cabeza no entra la idea de que una persona fuese a colocar los árboles formando figuras geométricas perfectas. Hay quien dice que el ensanche de Barcelona esta muy mal diseñado arquitectónicamente porque es muy aburrido para pasear, es un paisaje monótono, siempre igual, una distribución matemática del espacio, perfectamente racional que, sin embargo, aburre profundamente a los escasos biandantes que se atreven a sumergirse es dicho paisaje de moles de cemento armado.
¡Joder! tal y como están los parques no puede uno fumarse un canuto sin molestar a las nuevas familias de mileuristas que pasean al único hijo que tendrán en un carrito, curiosamente de dos plazas que han comprado en ofertas por navidad en este años de crisis en el que las ofertas parecen multiplicarse. No puede uno magrearse con su pareja y con las fresca soplando en verano, primevera, otoño e invierno, dónde se meterán los jovenzuelos y las jovenzuelas cuando estén calientes como simias pero sus padres no les consientan poner un pestillo en su cuarto para tener mayor intimidad.
Pero es cierto, no es por esto por lo que lo hicieron, al fin y al cabo todo el mundo ha echo esto alguna vez en su vida, la mayor parte de la población, tomando como referencia mi subjetividad, apoya este tipo de prácticas, solo los viejos, más bien, solo algunos viejos se quejarán, y si acaso algún tontazo más que se dedique a escuchar a viejos de este tipo, pero poco más ¿no?
La razón principal por la que han echo esta remodelación general en los parques antiguos y posterior aplicación a los sucesivos parques que se han ido realizando ha sido, la eliminación de los yonkis, más que elimilación, relegación a otros espacios más marginales, siendo así ocultados de la vista de la mayoria. Y la otra razón para mejor captación de todo tipo de enfrentamientos, muchos de ellos realizados por matones, por chavales de barrios marginales que atracan fin de samana tras fin de semana a lo pobres chavales del centro, mimados y miedosos. Lo curioso es que en el parque del barrio del chaval que atraca hay más arena natural, mas arboles antiguos, más aspecto de bosque, más paz y más animalitos silvestres. Perder todo lo que aporta un sitio natural me parece un precio demasiado alto, desnaturalizar los parques, convertirlos en espacios controlados, abiertos perno absolutamente restrigidos en sus posibilidades me duele. En un parque apenas puedes ya hacer nada, puedes hacer lo que pone en la señal de tráfico que hay en la entrada del mismo, pero la señal que indica lo que no se puede hacer sera siempre de mayor tamaños, y sus indicaciones de menos tamaño, con el espacio bien aprovechado para que quepan todas las prohibiciones posibles.
Y que importará todo esto cuando me he comprado un juego nuevo para la play que tiene unos escenarios muy realistas con potentes efectos de profundidad gracias al nuevo 3D de última generación.

1 comentario:

  1. Tienes razón, bajo el manto de la seguridad y el miedo que normalmente la antecede, están ampliando cada vez más los espacios controlados, los espacios donde no es posible hacer nada, sin que alguien desde algún sitio te vigile ..... Es un problema general ... ahora son los scanners que te "quitan la ropa" en los aeropuertos, después serán los controles en los portales, más tarde, tal vez tenía razón Orwell y nos pondrán un chip en el televisor, que obligatoriamente tiene que estar encendido, para saber que es lo que hacemos en nuestras cuatro paredes. Un abrazo, Roberto Carballo

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