jueves, 18 de noviembre de 2010

La mercancía humana (o esclavitud moderna) en Dubai, Emiratos Árabes Unidos

La mercancía humana (o esclavitud moderna) en Dubai, Emiratos Árabes Unidos

Una metrópoli económica tiene aparentamente costes humanos bastante elevados. Los habitantes de los Emirates al campo reciben una casa con electricidad, agua etc. Así las metrópoli económicas (Dubai y Abu Dhabi) atrayan más turistas y inverdores. Además hay efectivamente más espacio. De punto de vista económico ese sistema funciona bien. Personas ricas de todo el mundo vienen a Dubai para investir, consumir o para comprarse un apartamiento en un de los famosos rascacielos.

Nos interesamos al último sector. Sabemos que no hace mucho tiempo, Dubai fue un desertio. Hoy asociamos a gran edificios, rascacielos y el Burj Dubai, el edificio más grande del mundo. ¿Comó se crea una ciudad así mientras poco tiempo?

Aquí notamos que a pesar de todos los esfuerzos del régimen a esconder y/o negarse, la pobreza está notable en la ‚meca comercial‘. Una sociedad compuesto de ricos y pobres, con una brecha inmensa entre los dos. Casi todos los edificios provienen de los manos de miles de trabajadores extranjeros. La mayoría viene de India, Pakistan y Bangladesh; las niñeras para familias árabes prósperos vienen en la mayoría de los casos de las Filipinas.
Los trabajadores viven en pisos compartidos y a veces hay hasta 20 hombres en una sóla habitación muy lejos del centro de Dubai. Cada día llegan en autobuses para trabajar y construir bien más que ‚las 8 horas‘ con un calor inconcebible. Las condiciones de trabajo nie l sueldo se pueden comparar a los que conocemos en la UE. Lo más trágico es que los extranjeros trabajan para enviar dinero a sus familias, pero con el sueldo tan bajo casi es imposible. Pore so se privan de alimentación para economizar y después fallecen. Pero no fallecen del hambre sino caen de los edificios a causa del cansancio. Los que quedan a veces no pueden volver a su país porque no tienen bastante dinero.

La composición de la sociedad produce un sentimiento muy extraño. Es como hay dos clases de seres humanes. La primera approveche de su vida sobre un nivel muy elevado. Y la segunda que trabaja para la primera. No hay ningún contacto social entre los dos fuera del ámbito económico. Además me ha dado la impresión que la vida de cada uno de las personas desavantajadas está considerado prescindible.

El trabajador como mercancía donde solamente cuenta el funcionamiento y si no funciona más sería reemplazado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario