jueves, 18 de noviembre de 2010

Reflexión 2 (S.E.M.) – El drama del I+D+i español

Reflexión 2 (S.E.M.) – El drama del I+D+i español

Publicado en Crítica PolíticaReflexionesSistema Económico Mundial el 15 Noviembre, 2010 por situacioncritica
Muchas veces, entre la gente de mi generación, se nos oye decir públicamente aquella consigna que las instituciones se toman a la ligera: “si somos el futuro, ¿por qué nos dais por culo?”. Superando las connotaciones homófobas que puedan tener (aunque yo siempre he pensado que es mejor no tomarse todo lo que se dice al pie de la letra) la verdad es que, si algo caracteriza a nuestra generación, es que somos una generación que va a tener que soportar la “losa en la espalda” de no haber hecho bien las cosas en su momento.
Somos una generación frustrada: siendo la generación más preparada en toda la historia española, vamos a tener menos oportunidades de desarrollarnos profesionalmente que nuestros padres y, seguramente, menos también que nuestros hijos. Esto sin duda se debe a la propia ineficacia de los políticos de “este nuestro país” a la hora de tomar decisiones: “¿para qué pensar en futuro cuando podemos pensar en las próximas legislativas?”. Muy respetable, sin duda, que busquen señores su beneficio, para eso han llegado hasta “allí arriba”, pero no revistan su dialéctica con discursos pro-democráticos, cuando lo último que están haciendo es precisamente eso: democracia.
Nosotros los jóvenes nos quejamos de la falta de competitividad española (en el buen sentido); nos quejamos de estar a la cola, no sólo a la hora de emprender, sino también en inversión estatal, dos cosas que nos permiten desarrollar “nuestro conocimiento”. Según los últimos datos estadísticos, y después de los recortes y traslado de capitales en Innovación (sobre todo, hacia la industria armamentística), en total España invierte en torno al 1,37% del PIB en “futuro” (en I+D+i), justo por detrás de “grandes economías” como la República Checa o Luxemburgo, muy por detrás de la media europea (1,8% aprox.) y vergonzantemente por detrás de Suecia o Finlandia (con una inversión de más del 3%) [FUENTE EUROSTAT]. Parece que esa frontera del 3% planteada por la U.E. en la Estrategia de Lisboa está todavía muy lejana, pero más lejana estaría si además examináramos con más detenimiento la propia inversión española, ya que seguramente nos daríamos cuenta que se falsean datos y que, realmente, poco es lo que realmente innovamos los españoles (sólo hay que ver el número de patentes españolas con respecto a otros países de la U.E.) y, lo poco que hacemos, se concentran en tres o cuatros grandes empresas.
De todos modos, no vamos a cargar las culpas únicamente a la clase política, nosotros también tenemos parte de culpa, no sólo por elegir a los políticos que nos representan (eso daría para un debate largo y tendido), sino también por nuestra carencia de un sentido del deber y de la organización propio de los países que sí están desarrollados. Un amigo mío, que trabaja en I+D+i Telefónica, ya me lo decía antes de que le cogieran en su puesto de trabajo: “a ver si me cogen… que pagan muy bien y se hace muy poco”; yo le preguntaba que cómo era eso y me respondía: “aquí, en España, nos limitamos a copiar lo que hacen los del Norte”. ¿Cómo se puede hablar ya de una “Sociedad del Conocimiento” cuando la gente que “investiga” no lo impulsa y la que realmente quiere investigar no obtiene ayudas para ello?. Posiblemente, esas tres o cuatro empresas que “tiran de España”, si sepan buscar a gente con ese espíritu del deber que tan poco abunda.
Todo esto viene ligado a la anterior reflexión que hice sobre la educación: no somos educados en lo que realmente importa, sólo en lo que se puede e interesa o conviene. Quizás, si la sociedad exigiera un poco más de lo que hay ahora, y no nos dejáramos llevar por el “ya se arreglará” del ciudadano medio, podríamos desarrollarnos científicamente y destacar en el plano internacional. Para empezar, deberíamos empezar por el principio, y exigir una reforma educativa que se ajuste a la realidad, es decir, con unos planes de estudios en donde prime, no la formación magistral (el copia-pega clásico), sino una formación que busque la participación del estudiante (lo cual mejorará la calidad de la enseñanza, porque el profesor no tiene por qué conocer “todo”) y la especialización en los temas que realmente interesen a cada individuo (siempre será mejor una investigación hecha desde el deseo que desde la obligación). Por otro lado, deberíamos exigir al gobierno de turno una mayor inversión en nuestro futuro: más ayudas para emprender y más ayudas para investigar, pero estas últimas bajo condiciones de obtener unos resultados, ya que tampoco ayuda invertir sin obtener algo “tangible y suficiente” a cambio.
Si seguimos así a lo más que podemos aspirar es a “seguir copiando a los del Norte”. Dejo un par de enlaces para que sigais investigando:

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