jueves, 18 de noviembre de 2010

¿Qué marca fumas?

¿Qué marca fumas?

“Me obligaron a sobrevivir entre tedio y soledad. Sólo el humo pudo redimir mis momentos de ansiedad.” Celtas Cortos, Barón Rojo


El tabaco es un hábito asqueroso y caro. Lo digo por experiencia, soy desde hace siete años fumador y desde hace cinco me ventilo un paquete por día y sí, me levanto todos los días tosiendo y escupiendo flemas. Todos sabemos los peligros para la salud que conlleva, y las muertes que provoca. En lo que va de año han muerto 6 millones de personas en el mundo, según la OMS. Además, el precio de la cajetilla de tabaco sube cada año, para desesperación de los [X] fumadores estimados en España. La marca de tabaco que fumo me cuesta más de 600 de las añoradas pesetas. Y eso que somos el país de la Unión Europea con el tabaco más barato. A primera vista parece que, teniendo en cuenta la peligrosidad del hábito y el hecho de que no salga a cuenta, encenderse un pitillo sea la cosa más estúpida del mundo, pero qué bien sienta uno con el café, en el descanso, después de las comidas, o entre colegas en el bar de siempre
Aunque sea mentira, (nuestro cuerpo no necesita la nicotina, es el síndrome de abstinencia el que nos hace encender otro) a veces sí sentimos la necesidad de un pitillo. Sobretodo en momentos de estrés o nerviosismo, cuando estamos absorbidos por problemas que nos consumen y necesitamos un respiro. Por ejemplo, cuando no hay trabajo y no sabes qué hacer cuando toda tu estabilidad se derrumba. Ahí es jodido no tener un cigarrito para echarse mientras haces cola en la oficina del SPEE.
Cuando esos cinco euros tienen que darte para comer dos días, el tabaco no entra en tu lista de la compra. Sientes como te sacude el mono a cada paso, y decides pasarte al tabaco de liar, resignado (sabe peor que un Marlboro). Resulta más económico (pero no más sano aunque te empeñes en creerlo, un gramo de tabaco de liar sigue teniendo los mismos 10 miligramos de nicotina y otros metales). Barato, sí, pero ahora tienes que preocuparte de que no se acaben papel de liar y los filtros, y de llevarlos a todas partes. Cada calada de Golden Virginia o Pueblo saben a poco. Es por eso que las tabacaleras han adaptado sus productos y bajado sus precios para que no nos falten nuestros palitos de cáncer. Ya que el tabaco de liar ha crecido un 25% con respecto al  primer semestre del año anterior en 2010, y su cuota de mercado va en escalada desde 2003, Altadis-Imperial Tobacco sacó al mercado Ducados Rubio de liar por 1.35€. Fortuna For U de 20 gramos vale 1.5€. LM cuesta 1.60€. Philip Morris ha sacado Marlboro de 30 gramos por 2.75€. La tabacalera ha hecho lo mismo con Chesterfield y LM. Se trata de una guerra de precios a la que se le suman las denominadas marcas low cost en picadura, pudiendo conseguir 30 pitillos por 1.30€. También en cigarrillos normales: el precio de ciertas marcas ultrabaratas se sitúa por debajo de los 3.10€. Estas marcas han aumentado sus ventas un 60% desde el pasado mes de junio.
Las marcas más importantes en el mercado de tabacos son Marlboro, con un 15,7% de cuota de mercado, Winston (¿Sabíais que la marca es propiedad de una multinacional japonesa?) tiene un 10.6%, y ha desbancado del segundo puesto a Fortuna, que tiene que conformarse con un 10.12%. En cuarto puesto está Chesterfield, que tiene una participación del 8.94% En 2005, año en el que aparecieron las marcas baratas el top 3 era para Marlboro, Fortuna y Chesterfield (por ese orden). Las cajetillas costaban 2.75, 2.20 y 2.40 respectivamente.
Recuerdo con nostalgia esos tiempos. Al lado de mi instituto había un estanco lleno de chavalitas a la hora del recreo y allí íbamos a satisfacer nuestro recién adquirido vicio. Mi chica y yo parecíamos chimeneas. Bueno, nosotros y todo el mundo. Si hubiéramos hecho estadísticas en el tuto aquel año, sorprendería comprobar la abrumadora mayoría de chimeneas adolescentes sobre los que no fumaban y la distribución por género, en la que cada año se suman más chicas.
2005 fue el año en que aparecieron todas esas marcas que nos permitieron saltar de la categoría fumador ocasional a la de habitual- paquete por día. Ducados Rubio era la favorita, más que nada porque sabía como Fortuna, y no daba tanto asco como Kruguer, Elixyr, Next o Excite. Pasó de una cuota del 0,5% en 2005 a un 6.38% en agosto de 2006. Coronas estaba bien, y le había en versión más larga. Pall Mall también aumentó su participación, pasó del 0.2 al 3.5% Sacaron diversos sabores para la cajetilla dura de Fortuna y había hasta cigarrillos rubios marca Che, la barba del comandante ocupaba casi medio pitillo. La media de precio era de 1.80€ para las marcas baratas, pero enseguida subieron los precios. En 2006 el gobierno impuso la ley anti-tabaco (la que prohíbe fumar en centros de trabajo y obligaba a hacer reformas en establecimientos de más de 100m2 para acondicionar zonas de fumadores y no fumadores) y aumentó el impuesto del tabaco hasta cuatro veces. Las tabacaleras entraron en un periodo decrisis: las ventas de cigarrillos cayeron un 3.4% y sólo se recaudaron 6.616 millones de euros, 265 millones menos que el año anterior. El festival de precios bajos se clausuró, dejándonos enganchados al fumeque, desde entonces ya no se encontraban marcas por debajo de 2.75 euros.
Casi cinco años más tarde la historia se repite. Las ventas de cigarrillos han caído un 15.89% el pasado septiembre y han percibido una bajada de ingresos del 5.4%. Todas estas marcas baratas pujan por hacerse con el consumidor, aún cuando su bolsillo le recomienda la opción más sana, que es dejar de fumar. Y la estrategia es sucia: las tabacaleras casi no sacan margen de beneficio por la venta de picadura de tabaco. De los 3,85 que cuesta un paquete la tabacalera se queda con un euro aproximadamente, el resto va para impuestos y para el estanco. Por una bolsa de tabaco de liar barata, de un euro y medio, la tabacalera gana unos 15 céntimos. ¿Por qué se vende así de barato si casi no genera beneficios? Porque prefieren ganar muy poco dinero con tal de mantener fumadores. No se trata sólo de que la gente no deje de fumar, sino de posicionarse para que cuando los jóvenes se pasen a la cajetilla elijan esa misma marca. Y, al igual que en 2005, esto se está haciendo antes de que el gobierno reforme la ley de 2006, impidiendo fumar en establecimientos públicos. Quieren ganar dinero a toda costa. Lo paradójico es que sean las propias tabacaleras las que exijan un aumento del impuesto sobre el tabaco al gobierno (entre un 10 y un 15% con respecto a 2009, un suelo de mercado de entre 100 y 105 euros por cada mil cigarrillos) para que las marcas low cost no sigan comiéndose a bocados en la cuota de mercado sus menguantes beneficios.
Toda medida en la vía de políticas fiscales para frenar el consumo de la maldita sustancia es polémica, porque implica conciliar entre las autoridades sanitarias y hacienda. Fue lo que le pasó a Elena Salgado, ministra de Economía en 2006. Se encontró con mucha presión por parte del sector hostelero, el Ministerio de Hacienda y el Comisionado del Mercado de Tabacos. Subir los impuestos contrae la demanda y daña la economía (hasta el precio del tabaco está incluido en la lista el Ipc), además de incidir en esferas adyacentes, como el sector hostelero. Diversas asociaciones calculan una pérdida del 10% de los ingresos, amén del dinero empleado en reformar locales para crear zonas de no fumadores. Es por esto que hay que andar con pies de plomo cuando de meter baza en el negocio del vicio se trata.  
En lo que va de crisis mucha gente se ha quitado de fumar. Crisis es sinónimo de oportunidad, y al igual que hay tanta gente que prefiere aprovechar el parón para seguir formándose a empezar una nueva ola migratoria, también rompen sus cadenas y se desenganchan de la droga más hipócrita de esta sociedad. Quizá yo lo deje algún día.

Pd. Mientras escribía esto no me he fumado un solo cigarro. Aunque con tanto hablar del tema me han entrado unas ganas terribles.
Publicado por serjio

1 comentario:

  1. La entrada es estupenda, no sólo por tener el valor de alguien que fuma y habla tan larga y correctamente sobre lo que significa fumar, sino y sobre todo, porque informa bien y en algunos casos explica lo que está pasando en torno a este tema social y complejo, como pocos. Gracias. Un fuerte abrazo, Roberto Carballo

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