viernes, 24 de diciembre de 2010

LIBROS PARA COMPARTIR: BREVIARIO DE CAMPAÑA ELECTORAL.

LIBROS PARA COMPARTIR

BREVIARIO DE CAMPAÑA ELECTORAL.
Quinto Tulio Cicerón.
Traducción de Alejandra de Riquer.


En el año 64 a.C., Marco Tulio Cicerón inició la campaña electoral para el consulado romano. Su hermano pequeño, Quinto, se entretuvo en describirle de qué argucias debía servirse para poderse ganar el fervor de los votantes. Lo cierto es que, en julio del 64, obtuvo por unanimidad de las centurias y el cargo al que optaba, quién sabe si gracias a haber puesto en práctica los sabios consejos de su hermano. No deja de ser curioso que, veinte siglos más tarde, las recomendaciones del pequeño de los Cicerón sigan siendo sorprendentemente válidas. Giulio Andreotti observó con justeza que su autor, al escribir la carta que hoy presentamos, “no pudo imaginarse que su breve tratado pudiese ser leído a más de dos mil años de distancia y resultar extraordinariamente interesante, no sólo como documento histórico y literario, sino también por una especie de imprevisible actualidad en los hechos que describe”.

RESUMEN AL BREVIARIO DE CAMPAÑA ELECTORAL

[…] no es mi intención que aprendas nada nuevo, aunque si quiero presentarte, con orden, método y unidad: considera qué ciudad es ésta, a qué aspiras, quién eres.

Tendrás siempre tan bien preparado para hablar como si en cada una de las causas se fuera a someter a juicio todo su talento. Los recursos de tu oratoria, procura que estén preparados y a punto, y acuérdate a menudo de los que Demetrio escribió acerca del ejercitamiento constante de Demóstenes[1]

Conviene que aquellas personas a cuya categoría y posición social deseas acceder te consideren digno de tal posición y de tal categoría. [...] Debes hacerles saber y persuadirles de que nosotros siempre hemos compartido las opiniones políticas de la aristocracia y de que pocas veces hemos cuscado el favor popular, y que si parece que hemos empleado un tipo de lenguaje populista, lo hemos hecho con la intención de ataer a Gneo Pompeyo, para tener, en un hombre tan poderoso como él, un amigo o, al menos, no un adversario durante nuestra candidatura.

Supone asimismo una gran ayuda para tu condición el que, acerca de tus oponentes nobles, nadie se atreva a afirmar que su nobleza les va a ayudar a ellos en mayor medida que a ti tus calidades. Para ello, date cuenta de que hombres procedentes de las familiar más importantes, al carecer de fuerza propia, no se pueden comparar contigo.

Una candidatura a un cargo público debe centrarse en el logro de dos objetivos: obtener la adhesión de los amigos y el favor popular. Conviene que la adhesión de los amigos nazca de los favores, de los deberes de la amistad, de la antigüedad de las relaciones y de un temperamento amable y cordial. Pero la palabra “amigo”, cuando eres un candidato, tiene un significado mucho más amplio que en tu vida corriente; de hecho, todo el que te demuestre alguna simpatía, que te trate con deferencia y que vaya a menudo a tu casa ha de ser incluido en el círculo de tus amistades. Ahora bien, lo que te puede beneficiar más es que te condieren agradable y que te quieran los que son tus amigos por motivos más sinceros.

Por otra parte, dado que hay tres cosas en concreto que conducen a los hombres a mostrar una buena disposición y a dar su apoyo en unas elecciones, a saber, los beneficios, las expectativas y la simpatía sincera, es preciso estudiar atentamente de qué manera puede uno servirse de estos recursos.

En los más pequeños beneficios los hombres encuentran motivo suficiente para apoyar a un candidato. Con mayor razón, aquellos a los que has salvado, que, como sabes, comprenderán que, si no hacen los suficiente por ti en una circunstancia como ésta, nunca más serán bien vistos por nadie. Con todo, sigue siendo necesario que les formules tus ruegos e incluso que les hagas creer que, por nuestra parte, podemos estar en deuda con cuantos hasta ahora lo estuvieron con nosotros.

En cambio, por lo que se refiere a aquellos que albergan ciertas expectativas haz que les parezca que siempre estás preparado y dispuesto a ayudarles. Darles a entender que valoras cuidadosamente los servicios que te han prestado: que quede bien claro que eres capaz de darte cuenta y de distinguir lo que proviene de cada uno.

El tercer tipo es el de los partidarios incondicionales, cuyo apoyo será conveniente consolidar con muestras de agradecimiento, adaptando tus discursos a las razones por las que cada uno parece ser partidario tuyo, demostrando unos sentimientos parecidos a los de ellos y haciéndoles concebir la esperanza de una amistad íntima y duradera contigo.

En el periodo electoral, tambien uno se gana un buen número de amigos muy útiles. La situación del candidato tiene esta ventaja: puedes hacer con dignidad lo que durante el resto de tu vida no erías capaz de hacer, a saber, aceptar la amistad de quien te plazca, de aquellos con los que, si hubieras intentado relacionarte en otros tiempo, habría parecido que obrabas de manera improcedente.

Otro aspecto de la candidatura es la que atañe a la manera de ser del pueblo. Éste desea que el candidato lo conozca por su nombre, lo halague, mantenga un trato asiduo con él, sea generoso, suscite la opinión popular y ofrezca una buena imagen en su actividad pública.

SALGADO DÍAZ, Martín


[1] Marco Tulio Ciceron, en su tratado sobre la adivinación, hace referencia a un pasaje de una obra perdida del filósofo ateniense Demetrio de Falero, en el que se señalaba que Demóstenes tenía gran dificicultad en pronunciar la letra “r” y que se ejercitó hasta que pudo hacerlo perfectamente.

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