viernes, 24 de diciembre de 2010

Libros para compartir: Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada de Pablo Neruda

Libros para compartir: Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada de Pablo Neruda

De los veinte libros que nos dio a elegir el profesor de SEM escogí este clásico y ahora sé que no me equivoqué, es un libro lleno de sentimientos de amor, desesperación, de símiles con la naturaleza...en definitiva, es un libro que se lee sin darse cuenta, es fantástico.
Para contextualizar este libro decir que Pablo Neruda (Premio Nobel de Literatura en 1971) era un poeta que nació en el sur de Santiago de Chile en 1904. Su nombre era Neftalí Ricardo Reyes Basoalto pero años después lo cambió por Pablo Neruda. Se quedó huérfano de madre nada más nacer y su padre se casó de nuevo con una mujer en Temuco (a unos 600 km. al sur de Santiago de Chile). Allí pasaría su infancia y casi su adolescencia hasta que se trasladó a Santiago para seguir con sus estudios de francés. En 1924 es el año de la publicación de este libro poético, que Pablo Neruda escribe a lo largo de 1923 en su mayor parte.
En este contexto, es donde Neruda escribe los magníficos poemas, en su adolescencia, rodeado de naturaleza a la que tanto recurrre haciendo símiles, comparaciones. Son poemas que reflejan a un poeta desgarrado, triste, melancólico, incluso desesperado, pero a veces también refleja la calma o la resignación. Son poemas llenos de amor o desamor, de angustia y añoranza a lo que tuvo y perdió.
Quisiera destacar entre los 20 poemas el número 5, el 10, el 14, el 15 y el 20, al ser poemas que me han transmitido más que ningún otro, al leerlos he podido sentir lo que te transmite el autor, esa tristeza, ese amor tan pasional, esa pérdida irremediable, esa melancolía al amor que no pudo retener.
Así, el número 5 dice: "Para que tú me oigas/mis palabras/se adelgazan a veces/como las huellas de las gaviotas en las playas/ (...) Y las miro lejanas mis palabras/Más que mías son tuyas/Van trepando en mi viejo dolor como las yedras (...) Ellas están huyendo de mi guarida oscura/Todo lo llenas tú, todo lo llenas/Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,/y están acostumbradas más que tú a mi tristeza".
En estos versos se refleja la tristeza del autor que prácticamente está presente en todos los poemas cuando dice "están huyendo de mi guarida oscura" o "están acostumbradas más que tú a mi tristeza". También se refleja ese amor tan grande cuando dice que "mis palabras son tuyas".
En el poema número 10 dice: "Entonces, dónde estabas?/Entre qué gentes?/Diciendo qué palabras?/Por qué se me vendrá todo el amor de golpe/cuando me siento triste, y te siento lejana". Retrata perfectamente los momentos de soledad, cuando te embarga el amor que no tienes en ese instante y por ello más lo echas de menos.
Ese hombre triste, melancólico u oscuro que refleja en sus versos se puede apreciar también en este verso del poema número 14: "Cuánto te habrá dolido acostumbrarte a mí,/a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan".
Como decía la naturaleza, su alrededor, también está presente en todos sus versos, nombrando incesantemente el viento, el crepúsculo, el mar, el puerto, los árboles, las hojas que caen en el otoño, las uvas que las compara con sus manos suaves.....
Si bien, el poema que más me ha llenado según lo iba leyendo, el que para mi transmite más ese amor tan grande, tan bonito, tan triste a la vez, son palabras que te llenan y a la vez te deja sin palabras para explicar lo que te hace sentir. Me refiero al número 20, que además transcribo literal en mi blog para compartirlo con aquel que desee leerlo:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Simplemente maravilloso!

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