SE LE APAGÓ LA LUZ
Yo no siento nada
pero presiento que a chorro se escapa
la magia de mi alma gastada
Ella en la calle tirada
algunas sirenas lejanas
resuenan en la noche olvidadas.
pero presiento que a chorro se escapa
la magia de mi alma gastada
Ella en la calle tirada
algunas sirenas lejanas
resuenan en la noche olvidadas.
Veloz caballo de acero
tu gasolina, mi sangre y su cuerpo
se mezclaron en el suelo.
El gris de la carretera dibujando su melena
Y la luz se le apagó. Y su voz se le apagó
Se le apagó la luz, tembló
y no llega la camilla,
luché buscando una salida
para ir a escuchar su corazón
con las manos confundidas no me mantengo en pie
no llego hasta la niña de mi vida.
Por qué no habla, no entiendo
hace un momento me iba diciendo
no corras tanto que tengo miedo.
La ambulancia volaba
entre la vida y la muerte, pensaba
que echaba tanto de menos su casa.
para ir a escuchar su corazón
con las manos confundidas no me mantengo en pie
no llego hasta la niña de mi vida.
Por qué no habla, no entiendo
hace un momento me iba diciendo
no corras tanto que tengo miedo.
La ambulancia volaba
entre la vida y la muerte, pensaba
que echaba tanto de menos su casa.
Amarga risa en la cama
imagina que es una diana
con todas esas agujas clavadas.
Bromea sobre su suerte, le hace sentirse más fuerte.
Entre la vida y la muerte se piensa tan diferente.
Y la luz se le apagó, y su voz se le apagó.
Se le apagó la luz, tembló
se cerraron las cortinas
y escuchó pasar la vida y el
suave latir de un corazón
la indirecta comprendida
una torpe despedida de
la niña de su vida ....
Allá por el 1991, un cuasi-adolescente Alejandro Sanz, por el que nadie apostaba como futura estrella del pop mundial, sacaba al mercado su primer disco “Viviendo deprisa”, para delirio de todas las jovencitas del país.
Dentro de ese álbum inicial, junto con otras canciones de temática suponible, se hallaba la de “Se le apagó la luz”, single que no sólo conseguía poner los pelos de punta antaño, sino que todavía lo hace ahora.
Trata la misma de una pareja que sufre un accidente de tráfico en el que ella fallece casi al instante y él permanece entre nosotros para tener que divisar tan terrible escena entre sentimientos de culpa por no haberle hecho caso en sus indicaciones de que disminuyese la velocidad.
El tema, claro reflejo de lo que la escena de un accidente automovilístico lleva aparejado, antecede con mucho a las impactantes campañas estatales actuales de precaución en la conducción, pero bien pudiera constituir la mejor de las mismas.
La Dirección General de Tráfico, pese a las inclemencias meteorológicas, preveía más de siete millones de desplazamientos en coche por las carreteras españolas durante este puente de la constitución.
Y eso sin contar todas esas personas que finalmente han tenido que cambiar su previsiblemente corto y placentero viaje en avión por uno más tedioso en automóvil gracias a los inconscientes controladores aéreos de este país….
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