lunes, 13 de diciembre de 2010

Big Brother is watching you


Cuando tuvimos que empezar a realizar el blog el primer paso fue crearlo; personalizarlo un poco y de manera secundaria, meter algún gusto personal, poniendo de esa forma en su margen derecho una imagen ilustrada que refleja la leyenda "big brother is watching you". Hace un tiempo tenía la oportunidad de acercarme a varias obras de Orwell entre las que pude leer 1984. Y resulta que en el listado que se nos ofreció en clase de lecturas a realizar se encontraba la misma, esa de la cuál rescaté una imagen ilustrada de su leitmotiv ocurrente.

No lo dudé, siempre está bien recurrir a lo nuevo, pero esta vez sentí la necesidad de releer lo que hacía tiempo me había fascinado. Quizá vería cosas nuevas. Y en realidad, no me equivoqué.
1984 es una obra implacable, mordaz y sobre todo, si algo la define, es que es muy divertida. Quizá choque en una novela con un fondo tan oscuro utilizar ese adjetivo, pero como en todas sus obras, Orwell es capaz de describir el peor de los escenarios con una ironía evidente y bastante suspicaz.
Como muchos de mis compañeros, que han elegido la obra, quizá me atrajo ese mundo paranoico en la que el líder del mundo nos controla de una manera meridiana, abriéndonos a un supuesto mundo de fantasía con situaciones que podemos sentir reales, llevadas al límite.
Lo más curioso es encontrar que la trama se desarrolla mientras encontramos paralelismos: la vida de un hombre agobiado, ahogado en una sociedad cerrada por un Líder en un orden Mundial incomprensible por la propia vertiente de toda la información. No hay forma de salir de esa isla en la que la enseñanza, la información y las fiestas vienen de un mismo lado y donde realmente no hay forma de respirar diversidad. Ni sentido. Y más profundamente, sentido de la propia vida.
De esta forma conocerá a una mujer y más importante, un rincón donde creer encontrar el mundo anterior (ocultado hasta la saciedad), un cuarto en una tienda de antigüedades que cree ponerle en contacto con la verdad. Una mujer, un cuarto y los primeros contactos con disidentes, enemigos del régimen que le creen hacer ver que salir de ahí es posible. Hasta que... prosigue la novela y no seré yo quién desvele algo que quizá no quiera leer precisamente aquí.

Divertida. Si. El mundo se describe desde la incomprensión y el retoricismo de Orwell. Una pregunta que expone al mundo y que si te adentras en los mundos de la novela eres capaz de extrapolar al mundo real, ya contestada.
En primer lugar la vigilancia perpetua no por las cámaras o telepantallas sino por el mayor enemigo del hombre: él mismo. Las comunidades, la sociedad, los propios vecinos. El hijo de tu mejor amigo. Todo en el ambiente desarrollado en 1984 es capaz de ahogar, de demostrar que la sociedad es vigilada por sí misma, que el Régimen se vale del propio hombre para mantener el orden. De esta forma el protagonista se siente en una prisión social e intelectual.
Curiosamente él será un funcionario, trabajador del propio Ingsoc recopilando noticias para cambiarlas y falsearlas hasta crear una nueva realidad (¿acaso esto no suena a tanto?). La Compañía (sólo hay una, la del Gobierno) enseña lo que es necesario y lo que no quieren que sea sabido, es cambiado hasta demostrar la bonanza de sus propios actos, o justificar distintas actitudes (siempre hay guerra, siempre hay un enemigo...).
Si lo llevamos al límite y lo traemos al mundo de 2010 no hace falta ser muy exagerado para ver que en el mundo real siempre han existido guerras y países con la necesidad de mantener un escenario internacional en continuo conflicto. De esta forma se puede mantener no sólo su propia manera de ser, su constitución como nación sino a la par ofrecer un sustento económico perceptible para su población.
Por otra parte están las descripciones de las distintas herramientas, una de las más curiosas a mi parecer es la creación de la neolengua: con el fin de evitar todo crimen mental (los malos pensamientos, siempre en contra del régimen establecido, "crimental") se intenta limitar el alcance del pensamiento y estrechar el radio de acción de la mente. Es precisamente de esta forma cuando se alcance la revolución -como denominan a este sistema- sea perfecta, ya que el ser humano en un plazo de setenta años no podría seguir una conversación normal del día a día del contexto y serían seres programados para vivir en "plenitud" sin necesidad de estar conectados con su realidad política. No habría que perseguir a nadie más.
Porque de esta manera se lucha contra el poder, la palabra quizá del libro completo: un poder que nunca será sobre las cosas, sino sobre el propio hombre. De esta manera existirá la violencia, ya que sólo mediante el sufrimiento se obedece, con la obediencia se logra el poder. Y con ese poder, los hombres serán libres. Cuanto menos curiosa la forma en la que llega Orwell a lo que se escribía en la etapa de los grandes liberalistas y que su culmen lo encontramos más cuanto mas cercanos nos encontramos de la actualidad. (No quería hacerlo pero me resulta curioso -aunque no comparta muchas de las vertientes y formas de las que se han llevado a cabo las informaciones sobre el tema Wikileaks- que precisamente sea más perseguido el archifamoso hoy Julian Assange y sin embargo otros criminales del sistema hayan sido ayudados: ¿acaso eso no es un crimental? 
Un escenario fascista, que no lo será tanto: creemos, desde este pequeñito rincón, que la obra no es tanto una descripción de una dictadura sino un pequeño tinte de una sociedad de iguales tejida por iguales para su propio sustento, acabando para ello con lo que haga falta. Incluída la integridad del hombre libre.

Quizá sólo se puede acabar con las tres consignas del Partido:
LA GUERRA ES LA PAZ
LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
LA IGNORANCIA ES LA FUERZA

(Mantener el conflicto nos aportará nuestra paz, mantener nuestra libertad consiguiendo un mundo esclavo, un mundo ignorante es el que mejor funciona: es el que no se pregunta y no lucha contra sí mismo, sino que será un engranaje perfecto). (Quizá con esto lo único que le hizo falta imaginar al bueno de Orwell es que las telepantallas tenían programas del corazón entre semana y deportes sábado y domingo)

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