miércoles, 8 de diciembre de 2010

Crisis de confianza

Crisis de confianza

 He querido dedicar esta entrada a algo de lo que poco se habla, pero que realmente es importante para llevar a cabo una convivencia pacífica en los tiempos que corren.
 Durante los últimos años hemos experimentado lo que yo he llamado crisis de confianza. Hemos visto ante nuestros ojos cómo se desmoronaban grandes imperios estandartes de la verdad durante el período de bonanza, y que realmente eran la materialización de la mentira. Hemos vivido durante el principio de la crisis el intento continuado de convencernos de que no había ninguna crisis, que todo era fruto de un espejismo y que sería ajustable en un período corto de tiempo.
 ¿Nos gustan las mentiras? Una vez oí en una película, como el protagonista le decía a su compañero que en ocasiones es mejor dar una mentira que expresar la verdad porque el daño que se produce con la verdad no es reparable. Y yo me pregunto, ¿por qué nos han enseñado a aceptar esto?.
 En esa ocasión, mientras contemplaba la película, sonreí por el comentario del personaje, pero realmente pensé que nadie tiene la obligación de ser privado de la verdad. Una verdad podrá hacer daño y acometer una herida profunda, pero sobre ella se puede reconstruir lo que en un momento se perdió. En una mentira, aunque parezca posible, no se puede sustentar más que la desconfianza y por eso, a la larga se genera un problema mayor del que se intentó solucionar.
 En mi humilde opinión todo esto procede de lo que nos rodea, ya que no somos más que individuos interdependientes que repiten lo que observan. En nuestro caso, repetimos lo que la sociedad nos ofrece desde hace años y es que la mentira puede ser utilizada para sustituir a la verdad.
 Mensajes subliminales, publicidad agresiva y manipulación continua que buscan que nosotros, cambiemos para adaptarnos al mundo que unos pocos crean. Un mundo en el que ya no será necesario el esfuerzo porque no es cool y solamente se premia al vago y un planeta basado en que las mentiras sean lo que nos den de comer y no la verdad, solamente nos llevan en una dirección y es la que observamos a día de hoy.
 Decía un personaje afgano de un bestseller, que uno de los peores de los crímenes era mentir, porque era robar a una persona su derecho a saber la verdad y realmente esa reflexión es la que me hizo pensar en todo esto.

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