domingo, 12 de diciembre de 2010

La resistencia de Sábato

La resistencia de Sábato

En pleno puente, con el murmullodel motor del autobús de línea a Salamanca tuve ocasión de acercarme a la visión“resistente” de Ernesto Sábato. Laresistencia es un compendio de reflexiones estructurado en cinco cartas yun epílogo en las que el autor trata de proporcionar al lector cierta esperanzafrente a la crisis del ser humano. Es un texto existencialista que a pesar desu brevedad tiene una fuerte capacidad de incitación a la reflexión. Durante sulectura da la impresión de aprender con una persona mayor que espera el finalde su vida y puede permitirse valorar las cosas desde la experiencia.

Si tuviéramos que explicarbrevemente de que trata el libro podríamos definirlo como una crítica alindividualismo de la sociedad capitalismo y al nihilismo en el que se encuentraahogado el hombre moderno.

Sobre el individualismo destacael aislamiento en que nos encontramos sometidos, en gran parte, por laspantallas luminosas que nos rodean y nos embargan el ocio. Es cierto, hoy esinusual quedar para tomar un café con esa persona con la que pasas toda unatarde chateando. Es lo que denomina soledad existencial. Ese modo de relacionesdificulta, si no impide, la afectividad, el amor, que al final del discursovemos que es la salida que propone Sábato a la crisis humana. Al individualismose le añade la competitividad y, por tanto, escasa solidaridad que considera elfundamento del comportamiento humano.

El mundo deshumanizado es elmundo del capitalismo. Es el mundo de la ausencia de valores. Es en la segundacarta, “Los antiguos valores”, donde hace referencia a los valoresespirituales, aquellos que tuvo la humanidad y que hoy van extinguiéndose de lafaz de la tierra. “(…)la honestidad, el honor, el gusto por las cosasbien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallabaen la mayoría de las personas.”, afirma el autor.

Además, Sábato considera que elser humano necesita creer en un dios. Frente a los excesos de la racionalidadurge volver a tomar en consideración aquello que la lógica no puede explicar. Esoes, dios y los afectos. Y es que después de la idolatrización de la técnica, dela ciencia positivista que tenía respuesta y solución a todo, el ser humanodebe volver a lo más elemental que es el amor al prójimo. Terminar con lavelocidad deshumanizante de la vida occidental, recuperar la serenidad para volvera disfrutar de los pequeños momentos. En definitiva, vivir el ahora porque vidano hay más que una.

Resistir “(…) es negarse.Defender, como lo han hecho heroicamente los pueblos ocupados, la tradición quenos dice cuánto de sagrado tiene el hombre. No permitir que se nos desperdiciela gracia de los pequeños momentos de libertad que podemos gozar: una mesacompartida con gente que queremos, una caminata entre los árboles, la gratitudde un abrazo. El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria.”

Posiblemente sea uno de esoslibros que demandan varias lecturas. Esa velocidad de la vida, representada enel viajero de ese autobús a Salamanca más atento de la hora de llegada que deltesoro que tiene entre manos,  no es lamejor manera de leerlo. Son muchas las reflexiones las que expone y las queprovoca. Pero al contrario que un libro que narra un relato, una historia,Laresistencia es una conversación profunda con el ser humano donde cuestarecordar todos los detalles importantes. Cuesta diferenciar el grano de la pajaporque todo tiene mucha sustancia.

Me quedaría con su mensajeesperanzador que es más que necesario en un momento como el de ahora. No merefiero únicamente a la crisis económica, sino a la crisis de valores, lacrisis existencial que sufrimos en soledad. Los jóvenes, que es el grupo delque formo parte y que conozco mejor, sufrimos en silencio la precariedad y lafalta de un futuro medianamente claro. No hay oportunidades para nada y lossueños comienzan a desaparecer. Vivimos incomunicados justo en el momento enque las redes sociales presumen de comunicación continua e instantánea. Sinembargo, creo que es el momento en que menos asociados nos encontramos. Lafacultad de Políticas y Sociología, antaño núcleo duro de asociacionismoestudiantil, “resistente” al mundo que denuncia Sábato, es hoy un edificiodonde los estudiantes no comparten el dolor de la desesperación y mucho menosbuscan salidas en conjunto. Pero no, Sábato no quiere dejar ese regusto pesimistasino lo contrario. Hay esperanza porque mientras seamos humanos, la afectividady el amor hacia los demás estarán disponibles. No desaparecerán sea cual sea elsistema económico o político. Por tanto, mientras podamos querer, existirá lasolidaridad, podremos hacer una vida colectiva y volveremos a humanizar elnuevo mundo. Podríamos comenzar por fortalecer el compañerismo y los lazosentre estudiantes y profesores... 


1 comentario:

  1. Una reflexión muy bella y a la vez profunda. Gracias y espero que lo hablemos el lunes en clase. Un abrazo, Roberto Carballo

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